Hablar de violencia de género siempre implica cifras. 17 femicidios en Córdoba en lo que va del 2019. 1 femicidio cada 26 horas en Argentina. 275 femicidios en lo que va del 2019. Pero, ¿Qué espacio ocupan todas esas cifras? ¿Qué materialidad tienen esos números? ¿Qué son 17 femicidios? ¿Qué marcas dejan?
Las mujeres asesinadas están cargados de historias, afectos y vivencias. Las violencias pesan, existen, nos habitan, nos invaden, nos interpelan y ocupan espacio.
¿Quiénes son los asesinos?
En nuestro país nos acostumbramos a escuchar hasta el mínimo detalle sobre la víctima, aún más por su condición de género, si vestía de tal o cuál forma, si había adelgazado, si tenía novios, si salía de noche. La sobre exposición en la pretensión de construir la figura de la mala víctima, es moneda corriente.
Poco sabemos, en cambio, sobre de los asesinos. No está su foto en las redes sociales, no está su nombre en los diarios.
Nombrarlos como femicidas, gritar su nombre, responsabilizarlos de sus actos, es una necesidad de supervivencia y también una decisión política.
La responsabilidad de los femicidios implica una red de complicidades, que avala y encubre a los agresores, que nace en los modos de crianza de una sociedad sexista y machista, y se acrecienta en cada uno de los niveles del Estado. Desde el policía que no toma la denuncia, al juez que declara inimputable al asesino, el rol del Estado es aún más significativo en zonas de vulnerabilidad social donde no están dadas las condiciones estructurales para garantizar una buena calidad de vida.
“Semblanzas” pretende contar aunque sea una parte de los relatos que están detrás de las cifras.
Este proyecto se realiza en conjunto a la Colectiva Las Hilando Artivistas socorristas y Sonorrista en red.
