[:es]Fecha[:en]Date
Del 18 al 19 de [:es]febrero[:en]February de 2021.
Año: 2018
Duración: 94 min.
País: España
Dirección: Jo Sol
Guión: Jo Sol
Música: Niño de Elche
Cámara: Jordi Solé, Afra Rigamonti
Reparto: Pepe Rovira, Antonio Centeno, Laura Arántzazu Ruiz, Ann Perelló, Niño de Elche, Marcos Rovira “Makoki”, Oriol Roqueta del Rio, Soledad Arnau Ripollés, Ismael Nogales
Productora: Shaktimetta
Pepe ha salido del psiquiátrico tras pagar condena por robar para trabajar. Únicamente la solidaridad de Antonio, activista con diversidad funcional, le permite construir una vida frágil sobre la que proyectar sus débiles esperanzas.
Sin embargo, su necesidad de encajar en un mundo sin sentido se convierte en una tarea desesperada. El horizonte de su ansiada “normalidad” resulta inalcanzable.
La relación con Antonio interpela su mirada sobre la vida, invitándole a reconocerse como anomalÍa e inventar una locura mayor, para vivir.
“Vivir y otras ficciones” surge como una grieta. Como una fisura en el muro de la normalidad. Por ese espacio abierto a lo imprevisto, cámara y narración se prestan a testimoniar la cotidianidad de una vida fuera de la norma, desde la intersección de existencias que a penas disponen de representación en el imaginario de colectivo.
Sin embargo su excepcionalidad no se ejemplifica en una apariencia extraordinaria. La acción se desarrolla en el ámbito de lo cotidiano. En el entorno de lo real. En la vida misma.
Abrimos esta grieta para hablar de la vida cercada por el poder, por el sentido común. Lo hacemos con medios tan precarios como desesperados, aquellos que imprimen la fuerza de lo intempestivo y la naturalidad de la experiencia en propia piel.
Esta brecha no surge de la nada. Es la prolongación de un trabajo iniciado con “El taxista ful”, Jo Sol (2005) y posteriormente en “Fake orgasm” , Jo Sol (2010). En ambos casos se presenta lo político alejado de dogmas históricos y procesos de representación democrática. El campo de lo político se circunscribe en ese límite impuesto a la propia vida. La anomalía se presenta como la última trinchera de lo político.